27/10/2014 10783 visitas
Autor/a: Florencia Bonelli
Libro reseñado: Jasy
Desde el momento que supe que saldría publicado Jasy de Florecia Bonelli mi desesperación iba creciendo día a día a pasos agigantados, y cuando le hice la entrevista a la autora y pudimos conocer un poco más de esta historia puedo asegurar que el nivel de ansiedad llegó a cuotas inimaginables.
Jasy es el primer libro de la trilogía el perdón, la historia comienza en 1736, donde el padre Ursus, superior de la misión jesuítica de San Ignacio Miní, durante un viaje a través del río Paraná, encontrará a orillas del río a una mujer agonizando y junto a ella un bebé recién nacido, ese bebé llevará el nombre de su madre: Emanuela.
El padre Ursus se lleva a la niña a la misión, necesita que alguien se haga cargo de ella, pero en ese viaje el padre no va solo, sino que también va un niño que es casi como un hijo para él, Aitor, que casi tiene cinco años.
Desde el momento que Aitor ve a la pequeña Emanuela se siente totalmente obnubilado por ella, y es a partir de ese mismo día que para él será: Jasy... Su jasy.
Como siempre que leo un libro de esta autora, las emociones me abruman y me es difícil poner por escrito lo que sentí, y más aún sin contar nada que desvele parte de la historia.
Durante gran parte del libro veremos cómo Jasy y Aitor van creciendo, su vida como niños ocupa una parte importante de la historia, muchos podrán creer que leer cuando ellos son sólo niños puede resultar muy pesado, pero puedo asegurarles que no. Ver el día a día de estos dos niños inseparables, ver el amor que se tienen, como un amor inocente se va convirtiendo en algo mucho más intenso y por momentos difícil de descubrir para ellos mismos, logra meterte más en la historia.
Aitor desde el primer día que conoció a Emanuela se convierte en su sombra, casi nadie puede tocarla, él vela por ella en todo momento, durante toda su niñez y parte de la adolescencia.
A medida que Aitor se va haciendo mayor, comienza a darse cuenta que su cuerpo responde de maneras que no entiende, ante la presencia de su Jasy, ella es todo inocencia y él no quiere corromperla con lo que le pasa.
"-Abre la boca, Jasuy- jadeó él (...) El beso se tornó voraz, inmisericorde, impaciente, un intercambio de inocencia por lascivia, de pureza por lujuria, de generosidad por mezquindad, un resumen de sus naturalezas que colisionaban en sus bocas, en sus lenguas, en sus alientos..."
Pero no sólo es él el que se siente abrumado por lo que le sucede, a Emanuela le comienza a suceder lo mismo, pero ella es aún más inocente y no entiende nada de lo que le pasa, será de la mano de Aitor que irá conociendo esos secretos que tiene su cuerpo y que para los padres de la misión es pecado.
Jasy es tierna, alegre, siempre tiene una sonrisa en la cara, pero también veremos cuando tiene que defender a Aitor es capaz de sacar las uñas. Aitor es todo lo opuesto, las pocas sonrisas que se le ven son siempre logradas por "su Jasy". Pero tiene un motivo para ser tan duro, desde el momento que nació es despreciado por su padre y temido por su pueblo.
Él es el séptimo hijo, y según la leyenda de su pueblo es un luisón, una bestia, un hombre que se convierte en las noches de luna llena, a pesar de que los padres jesuitas le dicen que es mentira y que es pecado creer en esas cosas, el pueblo sigue temiéndole. Pero desde el momento que Jasy está a su lado, él se convierte en una persona totalmente diferente.
"- Nuestro amor- habló él, al cabo- es amor porque nunca cambiará. Te he amado desde que tenía cuatro años, desde que te vi aquella noche en la jangada, recién nacida. Te he amado cada minuto de mi vida, te amo en este momento con locura y lo haré hasta...
-Hasta el día del Juicio Final- completó ella..."
Así como Aitor es el más temido por su pueblo, Jasy es la "niña santa" que dicen que tiene el don de curar, y la gente de la misión la adora y la venera, algo que él odia, porque no quiere que estén encima de ella.
Para Aitor, Jasy es solo suya, los celos que de niños podían parecen inocente, cuando ya es un adolescente se van convirtiendo en algo mucho más intenso, que por momentos abrumarán a Emanuela, pero ella es capaz de perdonarle cualquier cosa.
"- Porque ese malnacido te quiere para él, ¡y tú eres solo mía, Emanuela (...) Jasy, Jasy- le susurró al oído, mientras sus brazos la envolvían como cinchas-. Eres mía, ¿acaso no lo entiendes? Solo mía. De nadie más. El pacto que acabamos de sellar nos une para siempre. Tú me perteneces solo a mí, y yo, solo a ti..."
Durante la lectura me sumergí en la historia, y como siempre me pasa con esta autora, la viví en primera persona, cada uno de los personajes secundarios logran enriquecer la historia, ya sea para bien o para mal.
A Aitor le tocarán vivir muchas cosas durante la historia, pero todas las cosas que hace, bien o mal, siempre piensa en Jasy. Se equivoca muchas veces, y cada tropiezo que da logra que se te rompa un poco el corazón. Jasy tiene fe ciega en él, nada de lo que le digan podrá borrar lo que siente por él, su devoción y su amor es irrompible... Pero en uno de los tropiezos de Aitor harán que el corazón de Emanuela se rompa en mil pedazos.
Este primer libro es inocente, intenso, una historia "a lo Bonelli", con un personaje masculino que no te deja indiferente, de esos personajes que se te quedan grabados a fuego, pero no sólo él, Emanuela logra meterse bajo la piel con su sonrisa sus palabras y su amor incondicional. En esta historia te sumerges en el marco de la evangelización del sur de América, en sus costumbres, pero sobre todo en un amor con una gran intensidad. Y como no podía ser de otra forma, con un final que te deja los ojos llenos de lágrimas, ahora toca esperar hasta el mes de Abril para seguir con esta historia.
"- Solo mírame a mí- le rogó, con acento humilde.
- Sí- admitió ella, con aire resignado-, solo a ti te miro. Amo el color de tus ojos, Aitor. Es único, dorado como el sol. Yo soy tu jasy, tu luna, y tú eres mi sol."